NOSOTROS

Nuestra familia llegó al Huerto de Vistalegre en 1920. Desde entonces, cuatro generaciones han pasado por aquí. La última, nosotros, Sara y Rafa, que decidimos replantar toda la finca en 2014 y devolverle la vida a esta tierra cargada de historias del campo, de actores, de artistas y pintores.

Por aquí pasó la máquina de vapor para extraer agua del pozo y la sorpresa de la electricidad. Pasaron actores que hacían comidas junto a los naranjos y grababan películas caseras que hoy conservamos. En ellas descubrimos a Ramón Peña, bisabuelo de Rafa y primera generación de la familia al mando de la finca, disfrutando de ese almuerzo al sol con otros amigos actores y con su mujer, Ana Muñoz, también relacionada con el mundo teatral. El arte tenía entonces casi más peso que los naranjos; Julio Peña siguió los pasos de su padre siendo un reconocido actor de los tiempos de María de la O, y hasta Joaquín Sorolla, amigo de la pareja, parece que estuvo allí, cuando el lugar era conocido como El huerto de los actores.

En un campo de naranjos, la historia también la escriben las manos que trabajan la tierra. En la nuestra hay varias, todas con nombre propio, pero especialmente queremos mencionar las de Ximo. Él tiene la sabiduría de quienes observan el campo y lo viven en sus propias carnes. Con él hemos conseguido rehabilitar la finca y aplicar todo ese conocimiento de los sistemas de autorregulación de la naturaleza, la influencia de las plantas y los vegetales, la necesidad de la biodiversidad, los inventos de los insectarios caseros y los bebederos en la roca. Y todo para hacer de este huerto un ecosistema rico y natural que nos recompensa con unas naranjas de altísima calidad cada temporada.

Gracias a él y al trabajo incansable de los miembros de esta familia (con lazos de sangre o no), seguimos escribiendo nuestra historia.

La Historia De La Finca

Santa Adelina guarda la entrada de la casa junto a San Vicente. Pintados en los azulejos originales de la puerta que aún conservamos, recuerdan a la primera dueña de la misma, doña Adelina, que figura en las escrituras de 1800, y a su marido, don Vicente Bordes (Director de la escuela de artes y oficios de Alcira). Junto a esta pequeña edificación, un pozo de 1907 construido por la sociedad de regantes de Vista Alegre (y escindido de la finca original de doña Adelina), con más de 50 metros excavados con la fuerza de la dinamita y explotado gracias a la llegada de la máquina de vapor. A principios de los años 60, se instaló una bomba eléctrica alimentada por un transformador que hoy sigue en funcionamiento. El pozo abastecía 300 hectáreas de cultivos, sin embargo, en los años 80, la sociedad de regantes incurrió en deudas que lo llevaron a pública subasta y la instalación fué adquirida por una familia. Aquel pozo dejó de dar servicio a los antiguos miembros de la sociedad de regantes, se perdió parte de la instalación y se convirtió en una casa de recreo. Pero no sería la última vez que funcionara: en marzo de 2023 conseguimos adquirir la finca y recuperar la instalación, y ese pozo riega hoy estas tierras. 

Nuestra familia llegó mucho antes de aquello. Fue en 1920 cuando Ramón Peña compró la finca. Él y sus amigos actores disfrutaban de los días a la sombra de los naranjos, y entonces empezó a conocerse el lugar como el Huerto de los Actores. Así fue hasta los años 60, cuando el huerto cayó en desgracia por la enfermedad que lo asedió: la tristeza del naranjo. Que echó a perder toda la plantación. Abandonada, como tantos campos valencianos, vio crecer la maleza y los árboles hasta el mismo salón de la casa principal. Hasta que en 2014 decidimos recuperarlo. Nunca se fue de las manos de la familia, pero aquel año nos pusimos manos a la obra para recuperar el uso agrícola de la finca, plantando los campos con la nueva variedad de naranja y rehabilitando el que había sido hogar de nuestra familia.
Con el tiempo, compramos la única propiedad dentro de la finca que no era nuestra, la casa de doña Adelina con su pozo de agua. A día de hoy, seguimos realizando un trabajo de estudio y arquitectura histórica para recuperar la esencia de lo que era este lugar hace cien años. De momento, el pozo ha vuelto a funcionar y riega todo nuestro huerto. Un pozo conocido antaño como “pozo de Vistalegre” y que hoy da nombre al que nunca dejó de ser nuestro huerto familiar.

Nosotros

Yo soy Sara, nací en Guadalajara, en plena Alcarria, y he vivido en distintas partes de España. Estudié Ingeniería Agrícola en Madrid, me especialicé en horticultura y jardinería. Cuando surgió la posibilidad de recuperar el huerto de nuestra familia en Alcira (Valencia), no lo dudé, de hecho tiempo atrás había empezado el proyecto de fin de carrera sobre esta finca, y nos pusimos manos a la obra en el 2014.

Ximo, agricultor de toda la vida, es un trabajador incansable que nació entre naranjos en las cercanías de Xátiva (Valencia). Además de la larga experiencia y una gran sabiduría práctica, es un gran autodidacta, lo que le permite conjugar tradición y técnica. Tiene una sensibilidad para el cuidado del medio ambiente y las plantas que es un ejemplo e inspiración. Una ayuda inestimable.

Ricardo es la última incorporación al Huerto de Vistalegre. Sigue nuestra filosofía de cuidado de la tierra, de respeto a sus ritmos y apuesta por la biodiversidad y su experiencia en el campo está enriqueciéndonos a todos.

María Ángeles, casada con Ximo, valenciana ligada al campo y la agricultura desde su infancia. Me ha enseñado a preparar las cajas, como hacer el “pirri y el doble pirri” con el papel de seda de las naranjas. Con ella siempre estoy aprendiendo las costumbres y las tradiciones. Ella me enseña a conocer y querer más esta tierra.
Rafa y mis tres hijos: Íñigo, que nos ayudó con los primeros pasos de la digitalización de este proyecto, Alfonso y Rafa Jr, ayuda inestimable, pero sobre todo, un gran apoyo emocional.

Y el aliento, inspiración y el empuje de nuestra familia: Isabel, Ian, Rafa y Ana que siempre estarán en nuestro corazón. Con ellos hemos podido rebuscar en el pasado de la familia para recomponer cien años de historia. Ahora, más viva que nunca en el Huerto de Vistalegre.